TIERRA Y MAR –
Mi vida es la tierra:
legumbre y cemento;
torres de ladrillo,
montaña y árbol.
Yo nunca he visto el mar.
Mi vida es el mar:
reflejos y arena;
algas y espuma,
perlas y sal.
Yo nunca he visto la tierra.
¿Van los peces a la escuela?
¿Edifican los corales?
¿Tienen sueños las almejas?
¿Cómo será el mar?
¿Jugarán los niños libres?
¿Ven el sol desde ahí arriba?
¿Nadarán los caracoles?
¿Cómo será la tierra?
La tierra es gris y ceniza
y el marrón de los caminos;
ya cada vez menos verde
y más negro es el destino.
El mar es blanco cuando rompe,
turquesa y azul celeste;
verde vivo las algas,
brillo de plata los peces.
En la tierra huele a humo
de chimenea y trabajo;
huele a hierro y a camiones,
a llanto, cebolla y ajo.
En el mar huele a salitre,
huele limpio y a pureza;
a las lágrimas alegres
y al champú de las sirenas.
En la tierra suenan coches,
las alarmas y bocinas;
no se escuchan las ardillas,
suenan ruidos de oficina.
En el mar se escucha calma,
la corriente y la deriva;
solo el silencio en el agua
que todos los seres cuidan.
La tierra tiene textura
de alambre y piedra afilada;
textura de carne rígida,
áspera y poco cuidada.
El mar tiene textura
de sábana de algodón,
de cosquillas de una madre
y de pompa de jabón.
Desde la tierra ves nubes
que se mezclan con veneno;
se acumulan cementerios
de metal y queroseno.
Desde el mar ves las estrellas
que caminan por el suelo,
aunque, a veces, por desgracia,
hay plástico y deshielo.
Las criaturas de la tierra
son hostiles y egoístas;
todos quieren ser primeros
y estar dentro de la lista.
Las criaturas del mar
avanzan juntas en bancos;
se cuidan y comparten
sin temores ni engaños.
INÉS CRIADO Y ADRIÁN PANERO
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